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En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos atrapados por tener la razón en diferentes situaciones. Nos aferramos a nuestras opiniones, defendemos nuestras creencias y nos resistimos a considerar puntos de vista alternativos. Sin embargo, Un Curso de Milagros nos invita a cuestionar esta mentalidad y explorar el verdadero significado de la libertad interior. En este artículo, examinaremos el dilema entre tener la razón y ser libre, y cómo las enseñanzas de Un Curso de Milagros pueden ayudarnos a trascender este conflicto y encontrar una verdadera liberación.
En nuestra sociedad, a menudo se nos enseña que tener la razón es sinónimo de estar en control, tener poder y ser respetados. Nos aferramos a nuestras opiniones como si fueran una extensión de nuestra identidad y tememos ser desafiados o contradichos. Sin embargo, este afán por tener la razón nos limita y nos mantiene atrapados en un ciclo de conflicto y separación.
La búsqueda de querer tener la razón, se basa en la creencia de que estamos separados, pero esto no es más parte de la ilusión del ego. Nos hace creer que nuestras mentes están separadas y que nuestra verdad es diferente a la de los demás.
La libertad interior, no se encuentra en tener la razón, sino en elegir ser libre. Implica soltar nuestra identificación con nuestras opiniones y creencias, y abrirnos a la posibilidad de una perspectiva más amplia. Al renunciar al deseo de tener la razón, nos liberamos del conflicto y abrimos la puerta a una mayor comprensión y conexión con los demás.
Una cita de Un Curso de Milagros dice:
«La paz es tuya. Ofrecérsela a cualquiera, y la habrás aceptado para ti mismo.»
Esta cita enfatiza que la verdadera libertad se encuentra en la paz y en soltar la necesidad de tener la razón, permitiendo que todos encuentren su camino hacia la verdad y la libertad interior.
El perdón, para mi es un recurso estrella que nos brinda el curso. El perdón nos permite liberarnos de las cargas, los resentimientos y rencores que surgen de la necesidad de tener la razón. Al perdonar, soltamos la creencia en la separación y abrimos el camino hacia la reconciliación y la unidad. El perdón nos libera de la prisión de la rigidez mental y nos abre a la verdadera libertad.
A medida que avanzamos en nuestro camino hacia la libertad interior, nos damos cuenta de que la verdad no es exclusiva de una persona o grupo. Comenzamos a reconocer que hay una verdad compartida que trasciende nuestras opiniones individuales. Al aceptar esta verdad compartida, nos abrimos a la posibilidad de unirnos en lugar de separarnos. Encontrando una verdadera libertad en la conexión y la compasión.